“El pequeño refugio”

“El pequeño refugio”
0
Eliezer


En un bosque lleno de hojas susurrantes y suaves brisas, vivía una ardilla llamada Suri. Tenía una casita acogedora en el hueco de un viejo roble, donde guardaba grandes cantidades de bellotas para el invierno. Un día, mientras recolectaba más bellotas, vio a un pequeño conejito blanco temblando junto a un tronco seco. Sus ojos brillaban de frío y miedo. —Hola —dijo Suri con voz suave—. ¿Qué te pasa? —Tengo frío y hambre —contestó el conejito—. No encuentro mi madriguera y ya es de noche. Suri olvidó sus bellotas y lo invitó a entrar en su casita. Encendió una lucecita de luciérnaga, ofreció algunas bellotas y un pedacito de manzana. El conejito se sintió seguro y abrazado. —Gracias —susurró—. ¿Cómo puedo agradecerte? —No hace falta —respondió Suri—. Solo quédate conmigo esta noche, y mañana te ayudo a encontrar tu hogar. Durante toda la noche, Suri y el conejito hablaron, contaron historias y rieron. Cuando salió el sol, Suri acompañó al conejito hasta su madriguera. Se despidieron con un abrazo cariñoso. Esa misma tarde, Suri sintió una pequeña punzada: su casita estaba casi vacía. Pero al regresar, encontró una sorpresa: el conejito había hecho una puerta nueva para ella, tallada en madera suave. —Quería agradecerte —explicó el conejito con una sonrisa—. Ahora tendrás una casa más bonita, y nosotros seremos amigos para siempre. ✨ Moraleja: Dar lo que tenemos no nos empobrece; puede ser el comienzo de una amistad que nos enriquece el alma.
