Rise of the seven

Rise of the seven
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Jeramill Rivera Hernandez

Capítulo 1: La Roca de la Revelación El sol comenzaba a iluminar los vastos campos de Elyseria, una isla cubierta de bosques eternos, valles celestes y castillos que tocaban el cielo. En el centro del reino, se alzaba el bastión de Aeltheron, hogar del gobernador Jim y su familia. Un hombre imponente, de mirada fría y armadura negra, que guiaba con mano dura y creía en una única ley: la fuerza lo es todo. Ese día, las campanas resonaban con emoción. Era el Festival del Despertar. Cada niño que cumplía cinco años era llevado ante la Roca de Esmerium, un cristal milenario que despertaba la magia latente en su interior. La isla entera celebraba... excepto en el corazón de la Fortaleza del Viento, donde el miedo crecía en uno de los más pequeños. Jer, el tercer hijo del gobernador, observaba por la ventana mientras sus hermanos ya se convertían en leyendas. Lie, la primogénita, había roto una muralla con un solo puño. Su poder de superfuerza la hizo entrenar con los caballeros desde muy joven. Mil, el segundo, corría más rápido que los halcones reales y podía invocar dagas hechas de viento cortante. Ambos eran el orgullo de Jim. Pero Jer… Jer era diferente. Era callado. Soñador. Le gustaban las mariposas y escribir en trozos de pergamino. Tenía el cabello largo, ligeramente alborotado, y unos ojos verde esmeralda que parecían ver más allá del mundo. Esa mañana, fue su turno. La Roca de Esmerium brillaba con fuerza.



Los aldeanos contenían la respiración mientras Jer colocaba la mano sobre su superficie cálida y vibrante. Al instante, el viento se detuvo. El cielo pareció apagarse. Y una luz blanca como la luna emergió desde la roca, envolviendo al niño en un aura que erizó la piel de todos los presentes. Sus ojos se tornaron completamente blancos. El suelo tembló. Una energía ancestral, suave pero abrumadora, surgía de su interior como si fuera el eco de miles de almas antiguas. —¡Brujería! —gritó uno de los sacerdotes. —¡Magia prohibida! —susurró otro. Jim solo lo miró en silencio. No dijo una palabra. Pero sus puños se apretaron como si fueran a romperse. Aquella noche, Jer dormía tranquilo en su cama. Abrazaba una manta tejida por su madre antes de que ella muriera. Sin embargo, alguien entró sigilosamente. Era su padre. —Ven conmigo, hijo —dijo con voz suave. Jer, medio dormido, obedeció. Jim lo llevó en caballo a través del bosque. Cruzaron el río Nevyr, pasaron la Torre de los Ecos y llegaron a un claro donde solo el canto de los búhos acompañaba la oscuridad. —Papá, ¿dónde vamos? —preguntó Jer con voz inocente. Jim desmontó. —Solo quería mostrarte algo… Antes de que todo cambie. De pronto, una figura salió de entre los árboles. Era… Jer. Otro Jer. Exactamente igual. —¿Qué…? —el niño retrocedió. —Este será el nuevo tú —dijo Jim sin mostrar emociones—. Uno que pueda ser moldeado. Uno sin esa maldita magia. Jer tembló. Una lágrima rodó por su mejilla.




—¿Por qué? ¡Yo soy tu hijo! —Eras. Ahora serás un recuerdo. El clon tomará tu lugar. Nadie debe saber que fracasé. Jim levantó la espada. Pero justo cuando iba a lanzarla, el bosque explotó en una luz blanca. Jer, dominado por el miedo, liberó su magia sin saberlo. Árboles enteros se doblaron, el aire vibró como si cantara y Jim fue lanzado por los aires. —¡NO! —gritó Jer. Sus ojos blancos, su cuerpo brillando. Como si una deidad lo protegiera. Jim se levantó herido. —Eres más peligroso de lo que pensé… El clon miraba sin comprender. Jer lo miró fijamente. —No soy una copia. Yo soy real. Y no moriré aquí. La batalla estalló. Jer esquivaba como si el viento lo guiara. Su magia creaba escudos de luz y lanzas brillantes. Jim atacaba con fuerza bruta y furia. Árboles ardían, el suelo se agrietaba. Pero era un niño… y su poder era inestable. Justo cuando Jim estaba por darle el golpe final, una figura misteriosa con túnica apareció. Envuelta en sombras y hojas. Con voz grave, dijo: —Él está destinado a más que esto. Yo lo protegeré. Y con un movimiento de mano, los tres desaparecieron en un remolino de hojas plateadas. 🔚 FIN DEL CAPÍTULO 1 Jer había sido traicionado, sustituido, y casi asesinado por su propio padre… Ahora, perdido y herido, empezará un nuevo camino… lejos de su hogar… Sin saber que su clon está ocupando su lugar en el castillo.
